UN UNICO McCARTNEY HIZO DELIRAR A LA PLATA
El ex Beatle conmovió a todos con un show de casi tres horas donde no faltaron clásicos de los Fabulosos Cuatro, sus grandes éxitos solistas, su etapa en Wings y algunas novedades. El jueves cierra su gira
Poco importo el frío otoñal, para el propio protagonista, o para las mas de 40 mil almas presentes en el Estadio Único de La Plata. Allí estaba él, la leyenda, Paul Mc Cartney y su romance intacto con el público eterno de Los Beatles, y como la primera vez y segunda vez en la Argentina, como si fuera la primera cita.
A los casi 74 años, Paul está intacto y motivado y a pesar de una noche muy fría, brindó un intenso show de casi tres horas donde recorrió clásico propios y de los Fab Four, emocionó y jugó, con su humor habitual con el público conmovido y cómplice
El recorrido musical, después del "Hola chicos" y la felicidad de estar "con ustedes", comenzó con A Hard Day's Night, y todo se transformó en un estallido de la expectativa con que, desde muy temprano hubo en el estadio Único de La Plata.
Enseguida, con la mucho más reciente Save Us, el protagonista de la noche pasó de su pasado a su presente, ambos perfectos, como si tratara de dejar en claro que el One On One Tour no se trata tan solo de un ejercicio de la nostalgia.
Queenie Eye y New completarían más adelante el casillero que McCartney reserva para lo más nuevo de su repertorio, junto con Four Five Seconds, tema para el cual unió fuerzas con Rihanna y Kanye West.
Para entonces, el espíritu beatle ya se había adueñado de la multitud, con la cual Sir Paul había establecido una conexión directa al saludar con un "Buenas noches, Buenos Aires. Hola, chicos", antes de arremeter con Can´t Buy Me Love.
"Estamos muy contentos de estar aquí de nuevo -dijo-. Voy a tratar de hablar español. Vamos a hacer una fiesta", propuso, al tiempo que se sacó el saco. "Escribí esta canción para mi hermosa mujer Nancy. Ella está acá con nosotros, se entusiasmó, y tocó My Valentine.
Para McCartney la cuestión no se agota en Beatles y en su plan solista; Wings también ocupa un lugar de relevancia a la hora del repaso que hace de su historia. Letting Go y Let Me Roll It, marcan el territorio de la banda que compartió con su ex esposa, Linda, antes que la obra de los fab four monopolizara la velada. Here, There and Everywhere,We Can Work It Out, And I Love Her, Blackbird, en una secuencia que convirtió al estadio en un gigante karaoke.
The Fool On The Hill, Lady Madonna, Eleanor Rigby trazaban, con la guía de Macca, un ir y venir través de los gloriosos´60, y ponían a bailar a todo el Único con ObLa Di Ob La Da. Bloque atravesado por la emoción en el momento en que McCartney homenajeó a su viejo amigo George con su versión de Something.
Antes, cuando recién transcurría la primera hora del show, John Lennon también había tenido su tributo con Here Today.
Otro clásico de Wings, Band On the Run, dio comienzo a la recta final del show. McCartney volvió a rockearla en Back in the U.S.S.R. para, inmediatamente después, emocionar desde el piano con Let It Be. De ahí, al estallido de Live and Let Die, con pirotecnia incluida, como anticipo del primer gran final con Hey Jude, cuya coda coreada por la multitud parecía querer prolongarse por siempre.
Había más. Yesterday abrió el fuego del último bloque, casi todo reservado al cuarteto de Liverpool excepto la festiva Hi, Hi, Hi, que precedió al cierre , con Birthday, Golden Slumbers, Carry That Weight y The End.
Luego de Yesterday, en el bis, hizo subir a una nena del público, Leila, que le pidió tocar el bajo con él. Paul le preguntó sí había traído uno. Ella dijo que no. Le dieron uno y tocaron Get Back, con Paul y la nena cantando juntos . Mientras, la gente coreaba: "Olé, olé, olé, Leila, Leila...". Buen final para una noche inolvidable.