HISTORIAS BREVES 2016: UN ESPACIO PARA LAS NUEVAS MIRADAS DEL CINE
La tradicional selección de cortos premiados por el INCAA llega luego de pasar por el BAFICI con relatos que apuntan a la soledad, la locura y la violencia extrema. Es el semillero del cine nacional
Como hace 21 años, se presentan ocho cortos realizados por nuevos directores en la nueva "Historias Breves", que ganaron el concurso que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales desarrolla cada año, y que ofrece a los realizadores una oportunidad para aprender todos los vericuetos propios del camino para cualquier producción profesional e industrial.
Esta nueva edición de "Historias Breves", que pasó por el último Bafici, es una de las más sólidas de los últimos años, con temáticas y estéticas variadas, y se completa con los filmes "La canoa de Ulises", de Diego Fió, "El plan", de Víctor Postiglione, "Una mujer en el bosque", de César Sodero, "Las nadadoras de Villa Rosa", de Josefina Recio, y "Las liebres", Martín Rodríguez Redondo. "Para todos los que estudiamos cine, 'Historias Breves' fue y sigue siendo un concurso mítico, por lo que significó para el cine argentino y por los directores que pasaron por él. Es muy importante porque te da la posibilidad de un aprendizaje industrial y una experiencia más profesional. En mi caso, aprendí a vivir todas las etapas que significa hacer una película", afirmó Chiara Ghio, autora del corto "Cimarrón".
En diálogo con la agencia Télam, tanto Ghio, como las más experimentadas Adriana Yurcovich y Dolores Montano, que ya habían participado de otras ediciones en distintos roles, incluso produciendo y dirigiendo otros cortos, coincidieron en destacar la importancia de este concurso estatal que, además de la experiencia y la formación, les permite acercarse a un nivel de profesionalismo al que de otra forma no podrían llegar. Ghio, que en "Cimarrón" aborda la locura criminal de un hombre solitario, perdido en la Patagonia argentina, señaló que "la soledad en mi caso estaba al servicio de una idea relacionada con una percepción y subjetividad alteradas, en un entorno natural muy fuerte. Eso lo lleva a perder la noción de lo imaginado y lo real. El montaje me sirvió para reestructurarlo y plantear una irrealidad cíclica, algo así como estar atrapado en una pesadilla". En tanto, Montano indicó que su corto -que refleja los prejuicios y odios sociales en un momento tenso dentro de un camión hidrante de la policía, en medio de una manifestación- "trabaja con el encierro, la relación entre tres policías y el afuera, que está en off pero es un afuera activo, en pleno movimiento, con un peligro inminente. Por más que estén encerrados allí, ellos saben que están protegidos y no les va a pasar nada".
"La idea surgió de una charla que tuve con unas amigas sobre los camiones hidrantes y me surgió la duda de qué harían estos policías mientras esperan para hacer su trabajo, qué pasa entre ellos, cuál es la relación que se puede armar y sobre todo qué es lo que hacen en un espacio tan reducido donde sólo están esperando que algo suceda", agregó la directora. A pesar de que las tres cineastas destacan las posibilidades creativas del cortometraje como formato, porque las obliga a ser más sintéticas, económicas, eficientes y precisas a la hora de contar una historia, en todos los casos se mostraron preocupadas por el futuro del formato, ya que, verbalizó Ghio, "la gente no tiene costumbre de ver cortos y la única forma de interesarlos es que se pase un corto argentino antes de cada película". "El mundo de internet y los formatos televisivos de corta duración creo que actualmente le están dando un nuevo impulso al cortometraje. Quién sabe, pero ojalá que ese impulso pueda trasladarse al cine alguna vez", opinó.